Billetera mata Ficha Limpia: ¿qué hay detrás del cambio de votos de Misiones?

El proyecto de ley de Ficha Limpia proponía inhabilitar a personas con condenas penales, especialmente por delitos de corrupción, para ocupar cargos electivos. En la práctica impediría que dirigentes condenados en segunda instancia, como Cristina Kirchner en la causa Vialidad, sean candidatos. Impulsada por Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza, la iniciativa necesitaba mayoría absoluta (37 votos) y contaba con media sanción de Diputados. La aprobación se daba por descontada pero, finalmente, el Senado la rechazó 36 a 35. De haber prosperado, habría quedado inhabilitada la eventual candidatura de CFK; los mismos promotores reconocían que el proyecto buscaba frenar su participación.

La legislación argentina impide que una persona sea candidata en elecciones si su condena ya está confirmada en última instancia, o sea por la Corte Suprema. Sin embargo los tiempos de los jueces y fiscales, son eternos cuando se trata de investigar personajes ligados al poder. Podemos inferir que esta Ley de” Ficha limpia” no sería necesaria con un sistema judicial independiente de los poderes hegemónicos. 

El giro misionero 

Mientras el oficialismo creía tener los votos para aprobar Ficha Limpia, los senadores Carlos Arce y Sonia Rojas Decut –ambos del oficialismo misionero– dieron un vuelco a último momento. A pesar de haber declarado públicamente que apoyarían la ley, en la sesión de la semana pasada terminaron aliándose con Unión por la Patria y votaron en contra de la iniciativa que era ampliamente apoyada por votantes libertarios. Ese cambio sepultó la ley por un voto. La noticia recorrió el país: DiarioAR reportó que ambos “cambiaron su voto a último momento” y dejaron trunca una reforma que “hubiera imposibilitado una futura candidatura nacional de Cristina Fernández de Kirchner”. El periodista Martín Boerr del diario La Nación se basó en sus fuentes para atribuir el giro a órdenes de la Casa Rosada -a través del asesor Santiago Caputo-. “En el mundo político misionero, nadie duda de que Rojas Decut y Arce no mueven un dedo si no se los pide el jefe… Carlos Rovira”, alertó el matutino porteño.

Clarín, por su parte, señaló que fue el propio Rovira quien admitió, “off the record” ante sus allegados que “lo pidió Milei”, confesando que ordenó a los senadores misioneros votar en contra para hacer caer la ley. Análisis periodísticos profundizaron sobre esta maniobra política como “jugada subterránea”: el columnista Pedro Lacour (DiarioAR) tituló que era “un pacto subterráneo” entre Rovira y Milei, un “favor prestado por el eterno Carlos Rovira” al presidente para desactivar la iniciativa. De igual modo, la periodista Déborah de Urieta (C5N) puntualizó que Casa Rosada no quería “darle el triunfo a Lospennato” (la impulsora PRO de la ley) y al mismo tiempo “mantener en el ring a Cristina Kirchner”. En síntesis, la prensa nacional coincidió en ver la mano de un arreglo político que terminó condicionando a los senadores misioneros.

En los pasillos del Senado se escuchó la calificación de “papelón”. Un diputado ofuscado dijo que los misioneros “atornillaron el ataúd del Senado” con ese voto, subrayando el impacto en la credibilidad institucional. La oposición –incluyendo dirigentes del PRO y de la UCR– culpó de modo cruzado al Gobierno y a la alianza oficialista local, en medio de acusaciones de pactos oscuros. Por ejemplo, la ex diputada nacional Elisa Carrió insinuó un “pacto entre Santiago Caputo y los misioneros” para derribar la ley. La Casa Rosada reaccionó evitando el enfrentamiento directo: el vocero presidencial dijo que era “insólito” que los responsables de la derrota acusaran al Ejecutivo y el propio presidente Milei lo calificó de “lamentable” desde Twitter. Incluso en una de sus conferencias de prensa mencionó que hubo un pacto “Rovira-CFK”, desconociendo completamente la histórica enemistad entre ambos dirigentes.

A su vez, desde el kirchnerismo Unión por la Patria argumentaron que la ley era esencial para limpiar la política y no para “proscribir” a nadie. En las intervenciones se repitió que el objetivo era inhabilitar a una “persona inocente” (CFK) por medio del poder judicial. En resumen, la fractura política tras el voto misionero estancó la agenda de reformas: según Infobae, las apuestas a futuro quedaron empantanadas pues “llenó de incertidumbre para la agenda de corto y mediano plazo” del Senado.

La rosca en Misiones

Otro dato político relevante es la relación entre Carlos Rovira y el kirchnerismo. Aunque el Frente Renovador misionero se presenta como un espacio autónomo, los vínculos con el kirchnerismo han sido constantes en las últimas décadas, aunque no sin tensiones. Durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, el rovirismo siempre fue fiel a la Casa Rosada, al igual que con el Macrismo, o el gobierno de Alberto Fernández. Recientemente, el vínculo alcanzó un nuevo punto de tensión luego de que la presidenta del Partido Justicialista a nivel nacional, Cristina Fernández de Kirchner, ordenara la intervención de la sede partidaria en la tierra colorada. A partir de esta intervención, Cristina castigó a los diputados pejotistas de Misiones, quienes acompañaron todos los proyectos de ley presentados por Milei, y decidió cortar de lleno con la ocupación de la Renovación en el PJ provincial.

Como respuesta a esta acción, el pasado sábado por la tarde jóvenes dirigentes y candidatos del espacio Renovador realizaron un acto frente a la sede del PJ en Posadas, bajo el lema ‘El Peronismo vive en la Renovación', reivindicando su protagonismo dentro de la estructura del oficialismo provincial. El gesto fue leído como una señal de ocupación simbólica del edificio justicialista por parte de la Renovación.

Paradójicamente, la lista del oficialismo presenta por ejemplo a Aryhatne Bahr de cara a las elecciones legislativas venideras, una “abogada libertaria” que proviene de un espacio interno al que identifican como “Renovación blend”, una mezcla discursiva, una metáfora de baja estofa para querer también absorber la nueva ola libertaria que sacude al país. En paralelo, los propios libertarios que armaron el sello de LLA en Misiones denuncian que la renovación acomodó candidatos propios en este armado, como Adrián Nuñez (ex funcionario de Passalacqua) o Samantha Stekler. Las denuncias llegaron al punto que los propios intentaron impugnar su propia lista, algo que no consiguieron y las candidaturas siguen en pie.

El silencio provincial y la justificación oficial

Sin desentonar con sus antecedentes, la prensa misionera -mayoritariamente al servicio del gobierno- no tocó el tema. O al menos no con la vehemencia y la espectacularidad que se trató en medios de todo el país. Esta decisión editoral terminó generando que los misioneros deban informarse leyendo medios nacionales. Mientras la votación del proyecto de Ficha Limpia dominó la agenda porteña, diarios y radios misioneras siguieron mayoritariamente la marcha local. Solo el gobierno provincial y el Frente Renovador de la Concordia Social (la alianza oficialista) fijaron postura pública, pero sólo luego del fin de semana y a posterior de que Milei y su tropa salieran en tándem a fijar un mensaje unívoco: que todo fuera una maniobra del PRO, que hay un pacto Macri-CFK y otras peculiares teorías. 

En esa clave, el ministro de Economía misionero, Adolfo Safrán, defendió la votación de los senadores como “silenciosa” pero decisiva para dar “gobernabilidad al proyecto de Milei”. En sus redes sociales enmarcó la decisión como “visión estratégica” de Rovira y la calificó de “intervención quirúrgica” contra “una ley hecha a medida del macrismo”. El oficialismo provincial incluso celebró la movida: un comunicado partidario la describió como “una jugada política orquestada con precisión quirúrgica por Carlos Rovira” que “cambió el tablero entero”. En resumen, la versión oficial del gobierno provincial y sus voceros digitales siguió la misma línea dictada desde la Casa Rosada, tanto por los funcionarios de primera línea como por su ejército de trolls, pero disfrazada de master class, cuando a vistas de todos se trató lisa y llanamente de replicar el mensaje enviado desde la capital nacional.

Carlos Rovira: el caudillo tras bambalinas

Detrás y al frente de toda esta trama aparece Carlos Rovira, caudillo histórico de Misiones. Dos veces gobernador (1999–2007), presidente de la legislatura misionera, y actualmente diputado “raso”. Clarín lo describió como un mandamás eterno cuya sombra domina la provincia desde hace décadas. “Rovira fue gobernador de Misiones entre 1999 y 2007 y luego –cuando se frustró su reelección– se mantuvo en las sombras como hombre todopoderoso. Su poder se extiende a la Justicia, al mundo empresario y a 76 de los 78 municipios de Misiones”. Le atribuyen influencia directa en las votaciones: un legislador misionero dijo en off que “a veces entramos al recinto sin saber cómo vamos a votar y tenemos que esperar a que nos llegue el mensaje durante la sesión” de parte del “jeque misionero”.

Para la tierra colorada actuar en equipo junto al gobierno nacional, tuvo sus frutos. Misiones fue muy beneficiada por el gobierno de Javier Milei. Según datos oficiales, en 2024 y 2025 la provincia recibió más de 16.000 millones de pesos en ATN (Aportes del Tesoro Nacional), un monto excepcionalmente alto para su población. Ese caudal de fondos discrecionales refuerza el vínculo político: los legisladores misioneros apoyaron leyes clave de Milei - la Ley de Bases, pliegos de jueces para la Corte, el DNU de emergencia, etc.-.

Rovira, quien se había aliado a Massa en la elección de 2023, no tuvo problemas en alinearse con el gobierno libertario y estos tampoco mostraron reparos con el prontuario del mandamás misionero: Milei sabía que hasta las elecciones legislativas nacionales de este año, precisaría sumar cada porotito en el Congreso de la Nación. Este vaivén tiene antecedentes en la práctica rovirista reciente, ya que en 2019 el -entonces y hoy- gobernador Hugo Passalacqua fue el encargado de comunicar que no había una postura o una preferencia del espacio renovador frente a los contendientes de estos comicios que pusieron a Alberto Fernández en la Casa Rosada; "a nivel nacional hacé lo que te plazca pero con total desestrés, no hay voto equivocado a nivel nacional" resaltó el obereño.

Entonces, la caída de Ficha Limpia puede leerse de la siguiente manera: a cambio de sostener los votos para los proyectos del oficialismo nacional, la provincia acreedora del ATN hizo caer un proyecto de larga data. El misionerismo, siempre atento a la billetera que se maneja en Buenos Aires, aportó fielmente y sin cuestionar sus votos, siempre y cuando la plata llegara, que fue lo que parece haber sucedido.

En definitiva, el revés de Ficha Limpia pone de manifiesto la realpolitik argentina: en Misiones, las decisiones se toman obedeciendo al caudillo local y “asegurando” recursos estatales, no necesariamente defendiendo postulados éticos o morales. En una de sus últimas apariciones públicas Carlos Rovira señaló, en la inauguración de Silicon Misiones, que es un convencido de que "las ideologías han muerto" y reza por pragmatismos y tecnocracias en pos de una sociedad "moderna". El episodio dejó en claro que los senadores misioneros anteponen la lealtad a su jefe a cualquier reforma judicial anticorrupción. Como advierte Mariano Casal en Infobae, la movida “atornilló el ataúd del Senado” y rompió la ya precaria “palabra” parlamentaria.

Pero ¿Qué pasó con los fondos de los ATN? ¿A dónde fueron esos 16 mil millones de pesos? Los docentes siguen en huelgas intermitentes, al igual que trabajadores de la salud, en conjunto con otros sectores estatales que manifiestan descontento por salarios por debajo de la línea de la pobreza y la imposibilidad de llegar a fin de mes. Los pactos a oscuras y con acusaciones cruzadas traen plata a la provincia pero lxs trabajadorxs estatales siguen esperando que eso se refleje en sus recibos de haberes.

Hace un año, Misiones protagonizó la primera gran huelga generalizada en el gobierno de Milei, que inclusive contagió la movilización y el paro en otras provincias. Algunos sectores intentaron plantear que el problema “era sólo provincial” y otros en clara oposición al gobierno nacional, los laburantes de diferentes áreas del Estado y las fuerzas policiales, se unieron para demostrar, con un gran apoyo generalizado de la población, un claro hartazgo al régimen rovirista, que quedó al desnudo cuando en el primer trimestre se concretó la acción de la motosierra, sumado al 120% de devaluación con el que Milei arrancó su gobierno. 

Hoy, la situación vuelve a plantearse con un llamado a las urnas, de cara a las elecciones legislativas del 8 de junio, en medio de la rosca entre las castas de uno y otro bando. El poder de Rovira se pone en juego, aunque sin demasiado riesgo: la ley de lemas y el aparato clientelar que opera tanto sobre su tropa como sobre buena parte de la población garantizan que el control del “conductor” no tiemble. Pasaron los Kirchner, Macri, Alberto y también pasará Milei; pero el poder absoluto seguirá concentrado en manos del mismo patrón, dispuesto incluso a resignar la constitución provincial con tal de asegurarse la billetera de Buenos Aires.

Mientas el pueblo está obligado a tener más de un trabajo para llegar a fin de mes, cansados de un sistema político que les da la espalda y con una apatía creciente hacia quienes gobiernan hace más de dos décadas, se vuelve a las urnas el 8 de junio en comicios en los que habrá dos candidatos investigados judicialmente por haber comandado esas protestas que hicieron crujir la pax rovirista. Con Ficha Limpia archivada, la rosca se traslada a las urnas: ahora, la decisión vuelve a estar en manos de la gente.

Misiones regresa al centro del debate político nacional. No por una agenda propia, sino por una jugada que se diseñó y se resolvió lejos de la provincia. En ese juego de obediencias cruzadas y pactos silenciosos, el “misionerismo” vuelve a mostrarse más pendiente de los gestos de Balcarce 50 que de los reclamos de transparencia de sus propios votantes.