
Crónicas mandioqueras: a un año del acampe docente y las protestas estatales
Cuesta imaginar aún más, que también hace un año, un mismísimo 25 de mayo pero de 2024, un grupo de docentes y ciudadanos hastiados de la política local que gobierna este terruño hace 25 años, marcharon sin temor y con la frente en alto hacia la mansión de Carlos Eduardo Rovira, el "conductor" para aquellos que le rinden pleitesía total, o el mandamás, para quienes lo miran entre el terror y el asco.
Hace tan solo un año todo eso y más era posible en este rincón olvidado de la patria, dominado por una corporación política que con garrote, asfixia impositiva, miseria planificada y persecuciones judiciales aprieta a los laburantes y a la sociedad de tal manera que como bien decía una colega docente en aquellas protestas, "te pegan un latigazo en el lomo y tenes que dar las gracias".
Casi de casualidad todos estos sucesos se fueron dando durante los días previos a la "Semana de Mayo", más cabe recordar que gran parte de este conflicto se inició a fines del 2023, cuando los docentes comenzaron a reclamar por recomposiciones salariales. Esa situación se agravó en noviembre de dicho año, cuando luego de haber ganado el presiduende Milei, pero aun bajo mandato de Alverso Fernandez, misteriosamente la provincia dejó de enviar el dinero del FONID y la Garantía Nacional, montos que la nación había girado a la provincia previo cambio de gobierno. En criollo, como explicó el docente Carlos Lezcano en su momento, la guita llegó a las arcas provinciales, pero esta nunca se depositó en los sueldos docentes. Durante noviembre, diciembre y enero una docente de grado sin antiguedad cobró la miserable cifra de 180 mil pesos. Para febrero, la situación se "regularizó". Los docentes cobraron 237 mil pesos en tres cuotas, ya que tanto el FOPID (reemplazo del FONID) como la garantía nacional se cobraban en tramos distintos, por lo que los educadores de misiones naturalizaron que un sueldo se cobre en cuotas, situación completamente irregular y paradójica en una provincia "start-up". Esto sin recordar que la inflación de diciembre del 23 a marzo del 24 fue de 114,52%.
Esta situación devino en uno de los veranos más trágicos para los docentes de Misiones, que se vieron completamente obligados a la toma de deudas, préstamos, venta de objetos y lo que sea para subsistir a una situación que solo se explica mediante el robo del dinero que ya se había enviado. No por nada algunos medios nacionales cuando se refirieron a Misiones por el caso de Ficha Limpia mencionaron que Milei, a la hora de tratar con el dueño de la provincia, lo hace como si estuviera conversando con un jefe de otro estado.
Retomando nuevamente a Lezcano, durante aquellos convulsionados meses del verano del 24, el profesor hizo un vivo explicando al detalle la situación salarial docente e intentando rastrear ese dinero y dio algunas hipótesis al respecto, como por ejemplo, que esa plata que se envió antes del cambio de gobierno se metió en uno de los famosos plazos fijos en pesos, que tanto rendían en aquel entonces. Tiene lógica, porque ninguno de los dueños de la provincia podrían sostener los estilos de vida que mantienen actualmente si no fuera "metiendo la mano en la lata". Sino, que expliquen cómo es que Miranda Rovira tiene dos tiendas de lujo en Paris en una de las zonas más lujosas de la ciudad, a metros del Palacio del Eliseo.
Estas cuestiones atraviesan al misionero, sólo que no logra exteriorizarlas, ya que la represión es total, hasta llegar a la autorrepresión. Mientras duró el acampe, todo esto se hablaba a viva voz. Entre reviro servido en vasitos de plásticos, silletas y carpas esparcidas por toda la Uruguay se debatía en asambleas, se gritaba en los medios nacionales, se decía en los medios provinciales que se acercaban -y que luego, obviamente, recortaban- se cantaba contra Rovira y sus esbirros.
Una pequeña comunidad se gestó allí, bajo un frío brutal que quemaba los huesos pero que no impedía a los docentes, vecinos y ciudadanos en general sumarse a esos círculos de catarsis política. Pero no solo se enunciaba, sino que se accionaba. Los docentes y el personal de salud fueron a los domicilios y espacios de trabajo de muchos funcionarios públicos a buscar respuestas. Casi que no quedó funcionario sin visitar. "No pueden decirnos que no cortemos la calle, que vayamos a la casa del gobernador, porque fuimos. No pueden decirnos que vayamos al Consejo y no obstruyamos el tránsito, porque fuimos. No pueden decirnos que vayamos a lo de Rovira, porque también fuimos. Fuimos a todos lados" decía una dirigente en base a las quejas de algunos vecinos por los cortes y las marchas.

Precisamente quizás el punto más álgido de la protesta fue la visita a la mansión de Rovira, el suntuoso palacette amurallado que se encuentra donde termina la Jauretche, bordeando el Paraná, y el que alguna vez filmó el finado Jorge Lanata para también denunciar el feudo del mandamás. Ante el temor brutal de lo que podría hacer una turba de 30 docentes armados con megáfonos, pancartas y cámaras de fotos se desplegó un operativo absurdo de diferentes fuerzas represivas, con uniformados y civiles, algunos enfierrados con armas largas y con actitud completamente delictiva. Este hecho desencadenó un vallado de toda la zona a 8 cuadras a la redonda. Lo que perjudicó además a los estudiantes que se dirigían al predio de la UCAMI, quienes debían prácticamente mostrar el carnet de afiliación al Frente Renovador para poder ingresar a la facultad so pena de ser vetados de por vida.
El acampe funcionó no solamente como un espacio de reclamo salarial y de mejoras en las condiciones laborales, sino que durante el tiempo que estuvo activo, sobretodo en los sectores docentes y de salud, se transformó en una trinchera de resistencia, de catarsis, de pérdida del miedo, de animarse a hablar. No solo de hablar, sino de poner en acción aquellas ideas, aquellos pensamientos que muchos misioneros tienen resonando en su cabeza. Cuando se marchó hacia el Cuarto Tramo de la Costanera, una de las zonas más turísticas, transitadas y emblema del discurso misionerista, el apoyo de la gente fue total. Al igual que cuando se marchaba hacia la legislatura, los vecinos, los transeúntes, las personas de a pie, todas siempre mostraban el apoyo incondicional hacia los justos reclamos de los trabajadores de la salud y la educación.
Debido a los estrechos vínculos del gobierno provincial con la billetera de la Casa Rosada, estos últimos terminaron prestando parte de su maquinaria de trolls, además de algo del know-how. Pero incluso en ese cruce de fuerzas que hizo el gobierno provincial por ligar la protesta a la UCR (!!!!) para así pegarle a nivel nacional a Lousteau, los militantes libertarios de base de Misiones se sintieron bastante confundidos al ver que sus cuentas predilectas, como TraductorTeAma, terminaban retuiteando a trolls renovadores que acusaban a la UCR local. En síntesis, un delirio de carpetazos y billeteras cruzadas que solo quedó al descubierto para quienes somos tremebundos internautas del espacio profundo.
Por eso resulta tan extraño pasar por la avenida Uruguay ahora, tan silenciosa, tan transitada, tan aburrida y apática como la sociedad que nuevamente se entregó al ostracismo y a hablar por lo bajo, a cuchichear pero mirando que nadie esté pegando la oreja. Tan solo hace un año atrás los docentes cortaban rutas nacionales y provinciales, marchaban y se movilizaban día y noche en una organización que emocionaba y extasiaba, pero que a su vez, sembraba algo de pánico en la corporación renovadora. Tal es así que el 30 de mayo tuvieron que inventar un hashtag, #30MPorLaPaz, y un acto partidario a la vieja usanza, es decir, acarreando gente a punta de contratos precarizados listos para ser finiquitados. Durante ese día, unos miles de ciudadanos fueron llevados mayormente contra su voluntad ante la Legislatura provincial para fingir demencia ante un apoyo que no existe más allá de aquellos que quieren escalar en la Corporación de la Renovación. En paralelo, horas luego, los docentes, personal de salud y ciudadanos varios se reunieron en el mástil de la Uruguay para marchar hacia el centro en una convocatoria orgánica a la cual no le faltó los vítores vecinales desde los balcones.
Al finalizar esa jornada, lamentablemente cuando la policía levantó su acampe no se demoró en comenzar a reprimir a aquellas ilusas docentes que confiaban en esos tipos enfierrados. Claro que no toda la docencia era amiga de acampar con quienes históricamente levantaron el palo contra sus lomos. Pero en aquel momento de confusión y necesidad de unión, todo valía, ¿quién podría atacar a una docente que nunca se había movilizado en su vida por querer congeniar con un cobani?.
Precisamente el acampe fue también un espacio de formación política, esa palabra tan bastardeada por muchos docentes que la asocian al clientelismo, la corrupción y la compra y venta de favores, más bien asociadas a la burocracia sindical del histórico gremio entreguista UDPM que a los docentes que siempre motorizan las luchas salariales en la provincia.
Pasada la peor parte para el gobierno, es decir, el acampe policial, solo restó acordar con los docentes. Quienes luego de 2 meses de huelgas y protestas, lograron un “aumento”, pasaron de cobrar 237 mil pesos a cobrar 450 mil. Lamentablemente los acuerdos firmados que contemplaban no perseguir judicialmente a los dirigentes y pautar más acuerdos que contemplen las deudas arrastradas, romper la achatada pirámide de antigüedad y la terrible situación de los jubilados docentes fueron tirados completamente al tacho. Luego que se fueron las cámaras de los medios nacionales, luego de liberar la avenida Uruguay y las rutas nacionales y provinciales, el gobierno provincial comenzó con su política persecutoria a troche y moche, encarcelando a cabecillas policiales e iniciando causas contra referentes docentes.
Al día de hoy, un docente de grado sin antigüedad está cobrando por cargo 540 mil pesos, apenas unos 90 mil pesos más que el año pasado. Obviamente, el bizarro esquema de cobrar el sueldo en cuotas sigue existiendo, y ni hablar de los manejos turbios del Consejo General de Educación, que más bien se termina transformando en una caja de favores prestados y vendidos para conseguir cargos truchos o bien cargos existentes pero que se otorgan a dedo. Es tremendamente llamativo cómo en la docencia misionera no existe transparencia en algo tan simple como obtener un miserable cargo docente. Ante la infinidad de casos de corrupción denunciados a mansalva, ¿cuántos más habría si nos pusiéramos a indagar en otros aspectos?
En el primer aniversario del acampe docente, tan único en esta provincia, y que generó tantas sensaciones y situaciones que parecen sacadas de otra parte del país, quedan algunas palabras y reflexiones.
Las palabras de una colega, quien ante los ataques de los funcionarios y periodistas ensobrados dijo: "Son maestras que están pasando hambre, que no tienen para darle de comer a sus hijos ¿cómo no se van a violentar? Mientras, estos tipos viven en la opulencia, eso genera violencia. La historia está plagada de estos ejemplos, cuando el pueblo pasa hambre, pasa esto". Y vaya que tiene razón, sino, fijense qué sucedió con el estallido del Santiagueñazo en 1993. Los santiagueños fueron a las casas de todos los funcionarios y no precisamente a putearlos, sino a incendiarlas, sin intenciones de hacer apología, claro está.
Los ecos del acampe parecen lejanos, completamente extraños y anacrónicos en una sociedad que ahora recae en la apatía, mientras la dirigencia política hace como que nada sucedió. Pero el hambre, la miseria, la precarización y el hastío hacia una corporación política putrefacta sigue ahí. En una provincia donde todos saben algo pero nadie dice nada, solo falta una hecho fortuito para que la rueda de la historia vuelva a girar. Los docentes sabemos de qué lado del carro -o de la mecha- estar.