
La ley de lemas en Misiones: apuntes sobre una estafa electoral
La ley de lemas, también conocida como doble voto simultáneo, es un sistema electoral democrático que data de fines del siglo XIX, propuesto por el belga Jules Borely en 1870.
Este sistema consiste, básicamente, en dirimir internas de los partidos dentro de una misma elección, similar a las PASO que fueron suspendidas, pero con unas triquiñuelas que poco tienen que ver con aquel sistema. Básicamente, cada candidato de los distintos partidos es un "lema" o si se quiere, una lista principal. Para el caso puntual en Misiones, cada "lema" es un candidato a diputado de un partido político. Pero debajo de cada lema, hay X cantidad de sublemas, que representan distintas "corrientes" dentro del partido; para el caso de estas elecciones, los sublemas son los distintos candidatos a concejales de los municipios que eligen cargos electivos. Por eso se los conoce como voto simultáneo, ya que el elector no solo elige al candidato que le interesa, sino que también dirime la interna del partido al elegir a uno y no a otro.
Este tipo de sistemas fue muy popular a fines de los 80s y hasta entrados los años 90s, donde 13 provincias (Chubut, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, Salta, San Juan, San Luis, Santa Cruz, Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán y Rio Negro) implementaron algún tipo de sistema de lemas. Pero pasados los años 2000, muchas provincias dieron vuelta atrás debido a las tremendas distorsiones que genera. Para entenderlas, debemos primero comprender cómo funciona en detalle y qué mejor que el caso misionero para ejemplificar.
El funcionamiento en Misiones
Para estas elecciones legislativas, en la tierra colorada se presentaron 12 frentes electorales. Dentro de la ciudad de Posadas, los 12 frentes presentaron en total 57 sublemas, es decir, cada lista con candidatos a diputados, va acompañada de algún sublema de candidatos a concejales. Cada sublema implica 7 candidatos más 4 suplentes, dándonos así un total de 627 postulantes para todos los sublemas, para una población que ronda los 390 mil habitantes. La Matanza, el distrito electoral más grande del país, ni de cerca tiene esa cantidad de candidatos, porque en la Provincia de Buenos Aires, como en la mayoría de las provincias del país (a excepción de Misiones, Formosa y San Juan) no poseen este sistema electoral que se presta al clientelismo, la distorsión, la repartija de cargos y a una clara estafa electoral.
¿Por qué decimos que la Ley de Lemas distorsiona la voluntad popular?. Supongamos lo siguiente:
El Partido A tiene dos sublemas: B y C. B saca 100 votos y C 175. En total suman 275 votos para el Partido A.
El Partido F también tiene dos sublemas: G y H. G saca 50 votos y H saca 200 votos.En total suman 250 votos para el Partido F.
Ahora bien: el sublema H sacó más votos que cualquiera de los otros candidatos. Fue el más votado individualmente. Pero como la Ley de Lemas suma todos los votos de los sublemas, gana el Partido A, porque sus dos sublemas (B y C) juntos sumaron 275. Entonces, aunque H fue el candidato más votado por sí solo, gana B, porque pertenece al lema que más votos juntó entre todos sus sublemas. Resultado: el más votado no gana, eso es lo que distorsiona la Ley de Lemas. No respeta lo que eligió la mayoría de la gente.
Vamos a otro ejemplo más concreto. Supongamos que soy un elector poco informado que se encuentra interesado por las ideas de los "libertarios". Con cierta confusión, votó a un sublema de la renovación que se presenta como libertario. Pero la distorsión que genera la ley de lemas hace que mi voto termine beneficiando al partido en su totalidad y termina sumando votos a un frente que no quería. Incluso, mi voto termina favoreciendo a un sublema que termina ganando debido a la sumatoria total de votos, incluso aun cuando ese candidato es completamente contrario al que voté inicialmente. Todo este análisis lo puede hacer un elector que tenga muchísima expertise e información sobre cómo funciona el sistema y los tejemanejes de los sublemas. No es el caso de los electores en Misiones, teniendo en cuenta los pésimos desempeños escolares de la provincia, es muy dudoso que quienes eligen representantes tengan muy en claro cómo operan estas tramoyas electorales.
El arma del poder político
En ninguna democracia resulta coherente que hayan 627 candidatos a concejales para una pérdida capital provincial, sólo quizás también en Formosa, distrito donde para elecciones similares se han presentado más de 80 sublemas. Precisamente allí no solo convive la estafa de la ley de lemas, sino que tras una modificación de la constitución se permite la reelección indefinida para el cargo de gobernador, por el cual Gildo Insfran gobierna desde 1995. En Misiones esa estrategia fracasó y la forma de encontrar la perpetuidad en el poder se dio precisamente aferrándose a este vetusto sistema electoral.
La creación de sublemas no es solamente una forma de juntar votos acomodé lugar, sino una herramienta política para reacomodar y barajar nuevamente la repartija de distintos cargos. Muchos de los sublemas y sus candidatos forman ya parte de alguna dependencia estatal, son trabajadores más o menos precarizados y más o menos coercionados para sumarse en el armado electoral. Luego es probable que quienes más piquen en punta en los sublemas sean reacomodados en otras dependencias, otros cargos y escalafones dentro del poder estatal.
Pero sin lugar a dudas el esquema de sublemas es el arma perfecta para la perpetuación en el poder. Mediante la creación infinita de listas acopladas a un lema principal, el poder gobernante logra hacerse de un caudal de votos enorme, producto también de la poca transparencia del sistema y de la cantidad absurda de candidatos. Cabe recordar, además, que muchos de dichos postulantes a cargos electivos son más bien cargos testimoniales para simplemente juntar votos, ya que se sabe que no hay chance alguna de competir seriamente, razón por la cual ni siquiera presentan propuestas y simplemente funcionan como una enorme colectora o bolsa para distorsionar los resultados electorales y torcer la elección en favor del partido renovador que casualmente es quien presenta la mayor cantidad de sublemas en todos los distritos.
Pero mantener tantos sublemas implica también acaparar la mayor cantidad de recursos en propaganda política e impresión de boletas. Los partidos chicos o independientes se encuentran con muchas dificultades para hacer llegar su mensaje. Debido al aceitado aparato mediático que domina el gobierno, resulta muy complejo para las voces disidentes al status quo tener un espacio en medios locales, ni hablar de obtener fondos para algo tan simple como la impresión de boletas. Ya pensar en espacios de propaganda igualitarios en los medios es directamente un sueño lisérgico de imposible concreción. No existe ninguna ley provincial que reglamente estas cuestiones, por lo que en la práctica solo el partido del gobierno y sus aliados directos o indirectos son quienes llegan a los medios.
Una causa de la sociedad civil
Mientras siga existiendo este perverso mecanismo electoral el poder gobernante seguirá atornillado en el Estado, confundiendo a este con el gobierno. Resulta muy difícil imaginar una provincia sin ley de lemas porque la mayor parte de los partidos políticos, incluidos muchos que son férreos opositores a la Renovación, se prestan a participar de la joda electoral de los lemas y sublemas. Como dijimos, solamente dos partidos, el Partido Obrero y el Partido Demócrata, son opciones que no se prestan a la estafa electoral, presentando solamente una lista.
El año pasado, durante los conflictos de los trabajadores estatales, se oyó decir que la próxima batalla a llevarse a cabo era precisamente la derogación de esta nefasta ley. Hoy ese discurso está completamente lejano, más tibiamente empiezan a aparecer voces. Por un lado, la persecución política a Ramón Amarilla hizo que un sector de la sociedad comience a preguntarse algunas cosas. Por el otro, la irrupción de Javier Milei hizo despertar a muchos ciudadanos cierta esperanza de cambio radical, aunque las estructuras oficiales del partido de LLA responden directamente al rovirismo; en cambio sus "militantes de base", son profundamente antirenovadores y están en contra de la ley de lemas. Finalmente, iniciativas como mentiraelectoral.org buscan posicionarse como una causa civil en contra de esta distorsión electoral que, insistimos, solamente persiste en San Juan, Formosa y Misiones: estas dos últimas de tintes completamente feudales en sus modos de gobierno.
La única forma de desterrar esta práctica es a través del clamor civil. Nadie del poder lo va a intentar. Ningún candidato lo propone. Ningún medio de comunicación pautadependiente lo trata. Solamente está en manos de la sociedad civil misionera elevar este reclamo por encima de cualquier partidismo e interés personal. El único interés genuino debe ser construir una verdadera democracia y no una fantochada que distorsiona los resultados y perpetúa a los mismos de siempre.