
Noche de San Juan: una fiesta católica y pagana en la región guaraní
En el santoral católico, el 24 de junio es el día del nacimiento de San Juan, apóstol y primo de Jesucristo conocido como el Bautista. En el hemisferio norte, su natalicio se celebra con el encendido de hogueras y fiestas del fuego en la noche del 23. A nuestra región la celebración llegó de la mano de la "conquista espiritual", probablemente de la mano de la orden jesuítica, y se convirtió en una de las fiestas mas populares y concurridas.
Florencia Aguirre y Cecilia Rodríguez
Noche de fuego, San Juan
Sin embargo, más allá de su llegada de la mano de la Iglesia Católica, la noche de San Juan encierra un profundo contenido pagano desde su origen en Europa. Su celebración coincide con las ceremonias del solsticio de verano en el hemisferio norte, y llegó al sur a quedarse como una de las fiestas que se dan en torno al solsticio de invierno.
Las fiestas llamadas “paganas” fueron aquellas celebraciones que tienen raíces en las culturas antiguas de Grecia y Roma y sus respectivas adoraciones a dioses como Dionisio, Baco, Saturno, entre otros. Estas festividades estaban relacionadas con los ciclos de la naturaleza, del sol , la luna y las cosechas, la conexión espiritual con esos ciclos de nuestro planeta. De esta manera, las civilizaciones antiguas celebraban momentos importantes como la llegada de la primavera, el solsticio de verano, la cosecha de otoño y el solsticio de invierno. Muchos de los rituales y ceremonias que conocemos de la Fiesta del San Juan provienen de la región de los Pirineos, situado en el noreste de la península ibérica, que hace de frontera natural entre Andorra, España y Francia, donde la fiesta ancestral fue apropiada por la Iglesia Católica.
Traída a nuestra región con la conquista, la fiesta conserva varias de las ceremonias del fuego asociadas a la idea de la purificación, diversificó modalidades de juego, incorporó la gastronomía local y continuó con las características de kermesse y feria popular.
La mención a San Juan se pierde a lo largo de los juegos y sortilegios para regresar al magnetismo del fuego, protagonista de la fiesta y elemento presente en gran parte de sus juegos típicos.
Los rituales asociados a la fiesta comienzan en los días previos con los juegos de sortilegio y adivinación: clavar un cuchillo en el tallo de un banano, poner gotas de cera de vela en una taza con agua, hacer lectura del fondo de un poso de café, etc., todas acciones que crean señales a ser interpretadas el día del Santo.
¿Cómo se celebra en nuestros pueblos?
Sin duda alguna, esta es una de las fiestas preferidas de la comunidad. Cuando las demás actividades religiosas son pura solemnidad y sacrificio, ir a una fiesta de San Juan en el barrio ¡era jugar literalmente con fuego!; desde la tarde hasta la medianoche, se competía por premios y regalos con el resto de la gurisada, en la carrera de embolsados, a ver quién tenía la técnica y destreza de alcanzar en lo alto del palo enjabonado el juguete que casi siempre era una pelota; correr para escapar del toro candil y atrás de la pelota tatá; San Juan significaba compartir y saborear platos elaborados por vecinas y vecinos y disfrutar de una velada cargada de magia, misticismo y alegría. El día de la vigilia, hacíamos preguntas secretas a San Juan, que nos respondía al día siguiente a través de rituales con ceras de velas y papeles con tinta que interpretábamos aleatoriamente. No faltó nunca la denuncia política y social que habita hasta el día de hoy en la quema del Judas; el corrupto y poderoso de turno es puesto en forma de un muñeco cargado a veces de petardos, que se quema en el cierre de la velada.
Actualmente, gran parte de esos rituales comunitarios y familiares que se celebran en San Juan se perdieron, quizás por estas crisis sociales que nos enajenan de lo que es la identidad colectiva y nos tienen alienadxs desde el individualismo.
Afortunadamente en Posadas, se mantienen vivas y se reactualizan las llamas de San Juan gracias al grupo de teatro comunitario “La Murga de la Estación”, que hace una gran convocatoria y se prepara meses antes con una obra teatral y musical, actualizada en temas sociales y políticos. En funciones maratónicas, con humor, música y la alegría de compartir una fiesta, aborda el gran desafío de sostener identidad y cultura con una perspectiva verdaderamente colectiva e inclusiva sin curas ni rezos de por medio. Además suman algunos juegos y rituales, feria de comida riquísima y local. ¡Y no falta el Judas que se quema a la medianoche y el baile alrededor de la fogata! Imperdible si estás por la ciudad capital. Este año, con casi cien actores, La Murga de la Estación presentará el 23 de junio su espectáculo “Fiesta de San Juan ” en cuatro funciones programadas para las 20, 21, 22 y 23 horas, la cual ya se considera tradición teatral en su galpón de la calle Pedro Méndez 2260.

San Juan Ára en Paraguay
Siempre viajar a cualquier lugar del Paraguay para el San Juan Ára (Día de San Juan) es altamente recomendable. Todas las comunidades y sectores de la sociedad -desde católicos hasta los más alternativos como veganos, rockeros y la comunidad lgtbiq+- realizan su versión de la fiesta, que es por lejos de las más esperadas en el país vecino.
La gastronomía protagoniza el festejo; héterei ete. En la fiesta está disponible toda la tembi’u (comidas) típica a precio accesible y con el gusto casero de la olla de las kuñakarai (señoras) del barrio. Entre los platos protagonistas se encuentra el mbejú y cocido calentito, el pastel mandi’o, la pajagua mascada, la butifarra (embutido especiado), chicharô trenzado, el kavure o la chipa asador como le dicen del otro lado del río. Se cortan las calles o se utiliza alguna cancha o espacio al aire libre, así se pueden realizar los juegos como el toro candil, la pelota tata, tata ári jehasa (caminata sobre las brasas), la cárcel, yvyra sýi (palo enjabonado), paila jeheréi (sartén con harina donde se busca el premio con la boca sin usar las manos), carrera vosa (carrera de embolsados), kambuchi jejoka (cántaro que se rompe cargado de juguetes y golosinas), y el infaltable casamiento koygua (una parodia de un casamiento donde podés “casar” a amigxs y vecinxs para que todxs se rían). La música para amenizar los juegos y el karu guasu, es la polca de bandas folclóricas, así que toca practicar el py cheche (paso básico de la polca paraguaya).
Festas Juninas
Si estás por Brasil, a estas celebraciones se las conocen como Festas Juninas, y en este territorio se sincretiza además con tradiciones y comidas afrobrasileñas. Además de San Juan también se honra a San Antonio (13 de junio), y San Pedro (29 de junio), aunque Saô Joaô es el protagonista. Se decora el salón comunitario del barrio o se corta alguna rúa, se invita a toda la comunidad. La música es protagonista y es temática también, se baila en quadrilha forró, música del nordeste que viene de la influencia africana que trajo consigo instrumentos típicos como el tambor y la Zabumba. El Forró, con acordeón, zabumba y triángulo, no da pra ficar sentado. La Quadrilha, es un baile grupal coreografiado, las músicas cuentan historias de amor y matrimonio en el campo, y para estar acorde a los ritmos, la gente se viste de caipiras (con sombreros y vestimenta rural), haciendo referencia siempre al nordeste del Brasil, donde las celebraciones son más grandes ya que la fecha acompaña las llegadas de las lluvias. Las comunidades rurales son las protagonistas al celebrar para agradecer el riego natural de sus tierras. Se come la comida que preparan para compartir y también en formato de ferias, se preparan platos tradicionales como maíz cocido, pamonha (un tipo de pastel de maíz con leche de coco, dulce o salado, cocido en la chala del maiz), curau (crema dulce de maíz), pipoca (pororó), mungunzá o canjica (nosotros la conocemos como mazamorra), el quentão (cachaça con especias), paçoca (dulce de maní), pé de moleque (otro tipo de dulce de maní), entre otras delicias. En definitiva en Brasil se homenajea también la forma de vida rural, aunque de forma a veces estereotipada o caricaturizada, es un distintivo digno de conocer en junio.
Para terminar, podemos decir que nuestros pueblos mestizados y cristianizados han rescatado el sentido original de la fiesta agregando sus rituales, sabores y musicalidad, superando así la religiosidad para convertir una misa y procesión aburrida, en una fiesta de juegos y abundancia que incluye a adultos e infancias. Se proyecta en una verdadera festividad popular esperada por todes, que ya no necesita de curas y oraciones para tener su magia y espiritualidad. Con una gran fogata como elemento central y la alegría de compartir comidas de recetas heredadas, una condena social y comunitaria que cierra la noche en la quema del Judas, nos purificamos y salimos con una sensación de arraigo y alegría, y también bendecidos por el fuego.
*Ilustración de portada: Florencia Aguirre.