
Historietas argentinas para pensar la Guerra del Paraguay
Argentina tiene una rica tradición de historietistas y dibujantes, últimamente reivindicada con el estreno y éxito mundial de la serie “El Eternauta”, basada en la historieta homónima, creada por Héctor Germán Oesterheld (desaparecido en la última dictadura militar) y Franciso Solano López. Este último era heredero directo del mariscal Francisco Solano Lopez, presidente y comandante de las fuerzas paraguayas durante el conflicto.

Paraguay (1865-1870)

Francisco Solano López, mundialmente conocido por haber sido el dibujante detrás del Eternauta, desarrolló una enorme carrera en el mundo de la historieta que excede a su obra junto a Oesterheld. Con un enorme talento para crear primeros planos de rostros sumamente expresivos y trabajando fundamentalmente en blanco y negro, Solano López pivoteó su obra entre la space-opera, la ciencia ficción clásica, el policial y el cómic erótico. Dentro de su casi inabarcable cantidad de historietas publicadas (de las cuales, muchas no han sido reeditadas, y otras tantas ni siquiera se publicaron en Argentina) hay una pequeña obra de tan solo unas 10 páginas que remite a su pasado e historia personal: Paraguay (1865 - 1870) es una historieta realizada junto a su hermano que retrata episodios del infame conflicto.
No sabemos a ciencia cierta la fecha de la publicación de esta historieta. Lamentablemente parte de la historia de nuestra historieta se encuentra perdida en mesas de saldo que venden los “originales”, publicados en las revistas de los años 60, 70 y 80. Pero en base al contenido de la misma y al estilo visual, podemos suponer que se publicó o bien antes del golpe militar o luego del mismo. Me animo a intuir que fue publicada probablemente durante los años 70 antes de la dictadura militar debido a la visión que se esboza sobre la guerra.

La historieta se inicia presentando un Paraguay pre bélico, casi idilico, con la figura omnipresente del mariscal Francisco Solano López como padre de todos los paraguayos. Más allá de la mayor o menor veracidad de esas aseveraciones, a lo largo de la historieta se pueden esbozar ciertas ideas muy propias de la corriente historiográfica del revisionismo clásico, muy a tono con el clima de época de la primavera camporista y el retorno de Perón: hay una visión naif y maniquea de la figura del mariscal Solano López como héroe y víctima, sin contar que fue también decisión de López llevar la guerra a las últimas consecuencias.

En torno a esto, la historieta retrata muy bien, fiel al estilo de Solano López, los horrores del conflicto: la masacre a poblaciones civiles, las violaciones a las mujeres, el saqueo de aldeas, la crueldad y salvajismo del ejército brasileño y la innegable mano de la diplomacia británica en el conflicto. Sobre esto, nuevamente vemos una visión historiográfica propia de la época que buscaba cargar casi la totalidad de la culpa al Reino Unido. No obstante eso, también hay escenas claves que recrean fielmente el accionar criminal del gobierno argentino presidido por Bartolomé Mitre, quien operó decididamente en contra del Paraguay y a favor de Brasil, para, en conjunto, masacrar al país hermano y quedarse con sus territorios en una época en que los límites nacionales se estaban terminando de configurar.
Tuyutí, 18 de abril de 1866. Querida madre (1979, revista Péndulo)

Guillermo Saccomanno (guionista) y Leopoldo Durañona (dibujante) publicaron para la revista Péndulo, histórica publicación de ciencia ficción de la Argentina, un pequeño episodio sobre este conflicto. El guión, breve pero conciso, gira en torno a una carta que envia un soldado argentino en el frente de batalla, en el cual se cruzan las ideas de la guerra como una epopeya heroica, una lucha contra un tirano salvaje, cruzando y recordando a la figura de Rosas aún presente en la memoria de aquella época. A la vez que el soldado describe el honor de combatir, se mezclan los recuerdos de un padre que fue soldado de San Martín, buscando relacionar la gesta sanmartiniana con la masacre del pueblo paraguayo.

Tras estos recuerdos cruzados y escritos como en una voz en off, se antepone la realidad: soldados jóvenes e inexpertos, convencidos que iban a una guerra fácil y breve; un monte paraguayo hostil, pobladores y baqueanos que los despreciaban a tal punto que los terminan llevando a una emboscada. Las voces de la carta se mezclan con la voz de la realidad, vislumbrando a la vez como el discurso propagandístico de la época vendía un conflicto de forma gloriosa pero que nada tenía que ver con la realidad de los soldados argentinos y mucho menos, del pueblo paraguayo masacrado.

Las ilustraciones de Durañona y el guión de Saccomanno funcionan perfectamente; el monte con sus peligros, los rostros de jóvenes agrietados por el calor y las alimañas, las armas y los combates, todo se mecha perfectamente con la idea del guión de retratar las dos realidades, la de quienes se enteraban de la guerra por la prensa oficial y quienes vivieron el combate en la línea de fuego.
Guaraní. La tierra sin mal (2018)

A diferencia de los dos autores anteriores, Diego Agrimbau (guionista) y Gabriel Ippóliti (dibujante) pertenecen a otra generación de historietistas nacionales: Diego comienza su carrera a mediados de los 90 y Gabriel a mediados de los 80. En 2018 publican la historieta multipremiada Guarani. La tierra sin mal, la cual retrata distintos momentos del conflicto bélico de una manera particular y muy distinta a sus antecesores: en un volumen de unas 90 páginas a todo color y bajo la mirada de un narrador foráneo, un fotógrafo francés que se embarca a sudamérica para capturar registros de las tribus guaranies.

La historia comienza cuando el fotógrafo francés Duprat llega en un vapor, junto con un contingente de europeos, a Montevideo, la parada previa antes de ir a Buenos Aires. Dentro del barco, soldados argentinos lo confunden con un inmigrante más y lo quieren llevar directo al frente de batalla. Tras resolver esa confusión Duprat se embarca en una misión de registro: su objetivo es remontar el Paraná en barco y adentrarse en lo profundo del Paraguay para retratar con fotografías a comunidades guaraníes. En medio de su viaje comienza a ver los horrores de la guerra: soldados engrillados o mutilados, desertores ajusticiados, cadáveres flotando sobre el río, una Asunción saqueada y brasileros y argentinos cometiendo atrocidades contra la población civil. En paralelo se muestra una faceta de la guerra poco mencionada: el rol de las tribus originarias, específicamente de los guaycurúes, quienes fueron utilizados por los aliados para atacar a las tribus guaraníes, ya que históricamente eran pueblos enfrentados.

Hay dos momentos muy álgidos en la historieta. Por un lado, cuando Duprat llega a una de las tribus guaraníes y se logra incluir en la vida social de estos, quienes le otorgan un nombre guaraní. Por el otro, el momento de la batalla de Acosta Ñu, una de los últimos combates donde el mariscal Solano López decide utilizar en combate a niños de entre 8 y 13 años para el combate y defensa de la plaza. Tal es así que a muchos de esos niños les pintaban barbas y bigotes para que “parecieran” adultos.
A diferencia de la historieta de Solano López, en esta historieta tenemos una visión de la guerra más acercada a la realidad, donde no solo los aliados se encargaron de asesinar a conciencia niños sino que también el mariscal de Paraguay decidió utilizarlos. A la vez, Duprat y sus compañeros fotógrafos van construyendo y debatiendo respecto a qué es el Paraguay, cuál es el destino de la nación y quiénes son los verdaderos responsables de la carnicería que desangró a nuestro continente hace ya más de 150 años.

Sin lugar a dudas, la Guerra del Paraguay fue el conflicto bélico que constituyó y consolidó no solo a las oligarquías porteñas sino también al incipiente modelo agroexportador y estado argentino, a fuerza de asesinar un pueblo hermano en pos de conseguir y expandir sus límites territoriales. Pero eso no quita que el mariscal Lopez no haya llevado a su pueblo hasta las últimas consecuencias de una guerra que desde sus inicios se había pensado y diseñado por los adalides del liberalismo en pos de abrir el Paraguay al comercio internacional. Este conflicto, aunque parezca lejano y de otra era, resuena aún en toda la región y todavía nos debemos más interpretaciones y representaciones por parte de la cultura popular.